4. Evolución de la contaminación
Para estudiar la evolución del contenido en metales solubles en los lodos y suelos se han efectuado análisis de los lodos y de los suelos subyacentes en tres fechas diferentes: 4-5-98; 20-5-98 y 4-6-98.
Los resultados de los analisis demuestran que el proceso de oxidación de los lodos es muy rápido, lo cual se pone de manifiesto, no solo en la formación de una costra superficial de sulfatos complejos de diferentes metales pesados, sino también en el incremento del contenido en sulfatos solubles de los lodos. Estos sulfatos deben de estar ocupando los poros intersticiales de los lodos. Así, en los 30 días transcurridos desde la primera a la última muestra, los sulfatos solubles (determinados en extracto de saturación) han incrementado hasta varias miles de veces su valor original. Este incremento va acompañado, lógicamente, de una liberación de H+ que han provocado una clara disminución del pH desde 6 en la primera toma hasta 2-3 en la última.
Este proceso de oxidación y acidificación provoca un fuerte incremento de los metales solubles. Las mayores concentraciones se producen para el Zn, seguido del Cu. Importantes aumentos se presentan en el As y Cd.
Aunque el lodo tiene una elevada porosidad capilar y es capaz de almacenar cantidades de agua relativamente elevadas (hasta 4 mm de agua por cm de espesor), las lluvias arrastran al suelo subyacente a las soluciones de los lodos. En este sentido el análisis del suelo a los 30 dias del vertido ha mostrado un incremento muy importante en la concentración de metales. Así el valor medio en suelos para los metales contaminantes ha experimentado los siguientes incrementos desde el 4/5/98 al 4/6/98:
2,7 veces para el Zn y Cd; 1,5 para el Cu; 1,4 para el As; 1,2 para el Pb; 1,1 para el Tl.
Todo lo anteriormente expuesto indica que mientras los lodos estuvieron recubriendo los suelos se produjo un fuerte aumento de la carga metálica de los suelos, superandose muy considerablemente las previsiones obtenidas en los primeros análisis. En consecuencia, la retirada de los lodos constituyó una acción muy urgente que, en caso de que no se hubiese llevado a cabo antes de las primeras lluvias de otoño, el suelo podría haber quedado contaminado a niveles extremos.