Evaluación de aptitudes específicas
  Los métodos de aptitudes específicas (land suitability) evalúan
   la aptitud de los suelos para producir cultivos concretos. El proceso de clasificación
    de aptitud de las tierras es la evaluación y agrupación de
    zonas  específicas de tierra en función de su aptitud para
    usos definidos del  suelo. Son sin duda los sistemas más lógicos
    ya que cada uso del  suelo tiene sus propias exigencias, mientras que las
    evaluaciones de las capacidades  de uso general (land capability) se consideran
    unas limitaciones con unos valores  medios que afectan a los usos más
    usuales. En estas evaluaciones específicas 
  los factores socioeconómicos revisten gran importancia. Estos sistemas
   pueden ser tan numerosos como los usos del suelo. Para tratar de homogeneizar
   criterios la FAO ha propuesto un sistema de evaluación que más
    que un sistema completo se trata de un esquema con directrices generales
   para  elaborar sistemas evaluadores concretos.
  Esquema de la FAO (1976) "Esquema 
  para la evaluación de tierras"
  
En el esquema se reconocen cuatro categorías:
  
La 
  primera categoría es el Orden que refleja, a grandes rasgos, si un 
  suelo es apto o no para un uso concreto. Se reconocen dos órdenes:
  S = Apta. Tierras en las que los beneficios superan costos y el uso sostenido 
  de la tierra no la incapacita en un período de tiempo suficientemente 
  largo.
  N = No apta. Las tierras pueden clasificarse como no aptas para un uso determinado 
  por una diversidad de razones. Puede ocurrir que el uso propuesto sea técnicamente 
  impracticable, tal como el riego de tierras rocosas escarpadas, o que provoque 
  una grave degradación ambiental, como el cultivo en laderas escarpadas. 
  Frecuentemente, sin embargo, la razón es de tipo económico: el 
  valor de los beneficios esperados no justifica los costos de los insumos que 
  serían necesarios.
En el Orden N (No apta) se reconocían dos clases:
  N1 = No apta actualmente. Tierras cuyas limitaciones pueden eliminarse 
  con medios técnicos o costos, pero que estas modificaciones en la actualidad 
  son impensables.
  N2 = No apta permanentemente. Limitaciones graves, de índole generalmente 
  física, que se suponen insalvables a largo plazo.
  Posteriormente se ha incorporado la clase X = Tierras para conservación. 
  No apta para su explotación, tierras de especial protección,
  debido  a su conservación, vida silvestre, de especial interés
  científico 
  ecológico o de interés social (como parques, reservas, o zonas
   de recreo). Fue definida en un principio a nivel de unidad dentro de la subclase
   N, pero por sus especiales características ha sido introducida al máximo
    nivel de clase por la mayoría de los expertos.
  
La 
  segunda categoría es la Clase que refleja grados de aptitud dentro 
  del orden. Las Clases de aptitud reflejan grados de adaptabilidad. Se enumeran 
  de un modo consecutivo, mediante cifras arábigas.
  
Para el Orden S (Apta) se consideran tres clases:
  S1 = Altamente apta. Sin limitaciones para el uso sostenido o limitaciones 
  de menor cuantía que no afectan la productividad ni aumentan considerablemente 
  los costos.
  S2 = Moderadamente apta. Limitaciones moderadamente graves que reducen 
  los beneficios, o implican riesgos de degradación en el empleo sostenido 
  del suelo.
  S3 = Marginalmente apta. Las limitaciones para el uso sostenido son graves 
  y la balanza entre costos y beneficios hace que su utilización sólo 
  se justifique de forma marginal. Su empleo se justifica, normalmente, por razones 
  distintas a las económicas.
Los límites entre los órdenes (S y N) y entre
    las diferentes clases (S1, S2, S3 y N1, N2) se establecen por la presencia
    de factores
     limitantes. 
  Un factor limitante es una característica del suelo que dificulta
   el empleo para un determinado uso, o reduce la productividad, o aumenta los
   costos o implica riesgos de degradación, o todo a la vez. La inclusión
    de un suelo en una determinada clase viene dada por su máximo factor
     limitante. Es decir que si tenemos un suelo que para el parámetro
     PENDIENTE  DEL TERRENO es de clase S1, para la PROFUNDIDAD DEL SUELO es
     de clase S3, para  la TEXTURA es de clase S2, para el CONTENIDO EN HUMEDAD
     es de clase S2 y para  el CONTENIDO EN SALES es S3, el suelo será evaluado
     de Clase 3 (y como  veremos más adelante, de subclase S3ps).
  
  
Si comparamos estas clases con las establecidas en las Clases Agrológicas del Servicio de Conservación de Suelos de USA podemos establecer las siguientes comparaciones:
| Clases FAO | Clases Agrológicas | 
| S1 | Clase I | 
| S2 | Clases II y III | 
| S3 | Clase IV | 
| N | Clases V, VI y VII | 
| X | Clases VIII | 
  
Los 
  factores limitantes se usan para definir la tercera categoría del 
  sistema que es la Subclase que queda definida por el tipo o tipos de limitaciones 
  principales. El número de subclases no se limita pero debe ser pequeño 
  y responder a diferencias reales en cuanto a exigencias de planificación 
  o uso potencial. En el símbolo de cada subclase, el número de 
  limitaciones que figuren debe ser el mínimo para que el resultado sea 
  manejable. Una o rara vez dos letras bastarán normalmente.
  Ejemplos de subclases: t = pendiente; e = riesgo de erosión; p = profundidad; 
  s = salinidad; d = drenaje; c = deficiencia bioclimática; r = rocosidad 
  w = riesgo de inundación, etc.
  
Por 
  último, la cuarta categoría es la Unidad que establece 
  las diferencias dentro de las subclases en función del uso deseable. 
  Todas las unidades dentro de una subclase (S2rA, S2rM, ...) tienen el mismo 
  grado de aptitud a nivel de clase (S2) y características análogas 
  de limitación a nivel de subclase (r). Las unidades difieren entre sí 
  en sus características de producción o en aspectos secundarios 
  de sus exigencias de ordenación (con frecuencia definible como diferencias 
  de detalle en sus limitaciones). Su reconocimiento permite una interpretación 
  detallada a nivel de planificación de la explotación. Las unidades 
  se distinguen mediante letras mayúsculas que se colocan al final. No 
  hay límite alguno para el número de unidades reconocidas dentro 
  de una subclase.
  Ejemplos de unidades:
  A = intensificación en el uso agrícola sin necesidad de grandes 
  mejoras.
  M = intensificación en el uso agrícola con necesidad de mejoras 
  importantes (riego, etc). 
  P = dedicación a pastos para uso ganadero. 
  F = repoblación forestal.