Corría el verano de 1970, yo acababa de presentar mi tesis doctoral y empezaba a hacer mis primeros pinitos en edafología. Como especialista de campo busqué al singular Enrique Barahona (q.e.d.), el cuál harto de mis insistentes preguntas me lanzó: "Carlos, todo está escrito en el perfil del suelo y los edafólogos lo único que tenemos que hacer es aprender a leerlo". Desde entonces he estado intentado luchar contra mi analfabetismo. A continuación he seleccionado algunas de "mis lecturas".
Carlos Dorronsoro
Un argíllico y un cálcico especiales
Paleosuelos en terrazas fluviales